Ayer por la
tarde era un pecado estar encerrado; tras semanas y semanas de trabajo,
borrascas, papeles, y ciclogénesis explosivas, lo que en castellano antiguo se
conocía hasta hace poco como el crudo invierno, el tiempo y la vida me dieron
un pequeño respiro, una micro-dosis de macro-felicidad como hacía tiempo no
recordaba.
Decidí
mariposear por la Huesca Vieja en busca de cuatro fotos aprovechando el sol de
tardes, que en según que rincones es el más rentable, dando con mi cuerpecito
serrano en la Plaza de la Universidad, y una vez allí en uno de sus bancos donde al
sol y abducido por las musas, abandoné pensamientos y preocupaciones, prisas y
mierdas, y me dediqué a tomar este apunte, con el único límite horario de
cuando me entrara el fresco, y dejando a mi espalda el antiguo Seminario, lugar
de entrañables recuerdos estudiantiles en donde pasé una de las épocas más
felices de mi vida de horrorescente… ya, ya sé que esto último, no es que te
haya roto, es que habrá triturado, sin duda, esquemas y moldes dejándote una
cara como de asombro, pero ya sabes que nada es lo que parece y lo que parece,
en muchos casos, no lo es; me pasa lo mismo a mi contigo, que sé que me toreas
cuando te apetece.
1 comentario:
Me alegro mucho de que retomes esta actividad que es tanto como decir la mitad de tu vida. Tus apuntes son historia, la verdad es que sí.- Besicos.
Publicar un comentario