sábado, 4 de octubre de 2014

MONASTERIO DE LEYRE.

Aunque el plan para este finde era subir a Sallent a ultimísima hora hemos cambiado de tercio y esta mañana, tras un montón de años con ganas de ir, hemos cogido el coche y nos hemos ido a echar el día, nunca mejor dicho, al siglo IX, al Monasterio de Leyre.
Habría preferido ir más entrado el otoño, en invierno mejor aún; los monasterios hay que visitarlos con frío, de eso no hay duda, impresionan más: estando MJ y yo, solos en la iglesia, se abre de repente una puerta lateral y van entrando esos hombres de hábitos negros y sandalias de cuero, se van colocando en el coro, alrededor del altar, toman encogidos esos antiguos libros de páginas amarillentas y bordes de color carmín gastado, cantan en gregoriano a la orden de uno que indica con golpecitos sobre el reclinatorio...y yo me acojono porque la escena hace que tengas la sensación de que el reloj se paró hace tiempo y que estás viendo ritos que no han cambiado en los últimos mil años. Mirando sus caras pienso, como siempre, qué pasa dentro de uno para hacerle dar el paso de meterse a vivir en un sitio así, con ese surtido de compañeros de viaje, esa austeridad, ese entorno que hace que te moleste hasta el propio silencio de tus latidos...¿ves como hay que verlo con buen frío?
Desde la terraza del bar, donde hemos comido de bocata, he estirado el café con este dibujo, más bien soso por cierto, pero era lo que se veía.


Tras pasear hasta la Fuente de San Virila, y como era pronto todavía, desde un banco junto al aparcamiento me he entretenido con esta tontería.


El cuaderno "Artist", Pitt de FaberCastell. La acuarela, Pentel de tinta china y Schmincke sobre Canson Fontenay...no está mal para ser Canson...ya te contaré moreno. 


Aún hemos llegado a Huesca para no perdernos el concierto programado en el CDAN: Pianista argentina, "Cuadros de una Exposición" de Mussorgsky. Día redondo.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...