Creo que los relojes se paran al entrar en un hospital; el tiempo languidece, sin prisa, y el caer de la tarde parece a cámara lenta, y se eternizan esos colores anaranjados y rojos, y las sombras, estiradas, se resisten a esconderlo todo.
Quedarán grabados en mi memoria ese ruido impersonal de los pasillos,
ese aire con olor a cerrado, a farmacia, esas interminables tardes de clínica de
las que hoy te subo este apunte del Cerro de San Jorge.
Hay páginas de la vida como losas, no hay forma de pasarlas.
Supongo que será cuestión de tiempo.
Pitt de FaberCastell y Winson&Newton sobre Moleskine.
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