Termino las Navidades como cada año, muerto matao. Con el agravante del año que se añade a tu currículo, que si bien como experiencia tiene su valor, sin pensármelo mucho renunciaría a su coste.
Allá para primeros de diciembre me apunté, soy de los fijos, a la edición de este año del Amigo Invisible del blog "Ladrones de Cuadernos". Me metí en la vorágine navideña y se me olvidó por completo.
No me prodigo mucho últimamente por estos ambientes, eso ya lo sabes. El tiempo del que dispongo para mí va en constante disminución; aunque espero que, como mucho, a medio plazo dé una definitiva solución a este asunto y empiece a ganar, es mi único deseo a fecha de hoy, en calidad de vida.
El caso es que a primeros de esta semana un sobre aparece sobre la mesa de mi despacho. Creyéndole un catálogo, una agenda o cualquiera de esas cosas que casi saltan del envoltorio a la papelera... ¡veo!... ¡¡otro!!... ¡¡¡sobre!!!... y... ¡¡¡¡dentro!!!!... joobbbaaaarrrrr...
...¡Morón de la Frontera!...
...¡el Gallo!...
...yyy...¡un marcapáginas!...
Mi superamigo invisible se llama Pérez Dávila. Pedazo dibujos.
Lo tengo ahi cerca. Me lo miro cada día sin encontrar el momento de meterle mano.
Y yo, ya puedo correr porque si no mi cuaderno llegara de amigo invisible semanasantero.