martes, 19 de abril de 2011

ENCERRADOS EN EL CEMENTERIO

He tenido que "colar" este apunte hecho esta misma tarde, a toda prisa, pues la anécdota lo merece e ilustra lo que a continuación, siempre con permiso de los protagonistas, voy a contar.

Ayer tarde vinieron a Huesca los Urelios para ir de funeral, mala cosa.
Tras la misa, que se alargó un poco más de lo normal, acompañaron a la familia al cementerio, acto que acabó a escape pues el cementerio echa el cierre a las seis en punto.
Desconociendo este detalle hicieron lo que en mi familia se hace cuando vas al camposanto, recorrer de visita los nichos y tumbas de nuestros padres y antepasados... para comprobar que están todos en su sitio.
-Que paz, que tranquilidad- creo que decían (ingénuos).
Traición, al llegar a la puerta estaba cerrada.
Parece ser que el tío Urelio sugirió saltar la tapia, intrépido él, pero la tía Marina dijo que ni de coña, que mejor me llamaban por teléfono pidiendo auxilio.
Les dije que iba a llamar a la Policía Local, que no se preocuparan, que si no les llevaría unos bocatas y una manta....
Tras hablar con la Poli les volví a llamar para indicarles que, sin molestar a nadie, se dirigieran a la puerta principal, a donde acudían los agentes.
Pues eso.
Muertos de risa, no sé no sé, me llamaron para decirme que ya estaban fuera y que se volvían para Chepi.
Moleskine Pitt de FaberCastell sobre una foto que he encontrado en Google: Por si acaso no he ido a dibujar en directo, ¡anda ya!

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