Unos amigos me encargaron hace unos dias, para un regalo de aniversario, la acuarela que subo hoy. Es casi la vista que desde el estudio tengo de la calle Lanuza, de Huesca, homenaje no sé ahora si al Justicia de Aragón, llamado Juan de Lanuza, o al pueblo que le vió nacer, Lanuza, a tiro de piedra de Sallent.
Es igual.
El caso es que paso por ella tres o cuatro veces cada día. Calle llena de recuerdos: la panadería de Ayerbe, la huevería de Callén, la carpintería de Lanzarote, la frutería de Escartín, casa Seral, la peluquería de Barraca, la tintorería Polo,...la gente ha querido que se la conozca como calle de San Martín, creo que por ser la calle principal y más castiza de ese barrio.
Mira, esta primera es un "mientras", a mitad faena, cuando casi todo
está planteado y decidido pero falta todavía tirarte a la piscina, el momentazo diría yo, lo mejor, ese punto de locura, de descontrol, esa sensación de que al final quedará como quiera quedar.
Ya ves, he querido jugar, porque no quiero olvidar nunca que pintar es jugar, con las luces y las sombras intentando que entre el sol por donde quiero, en esta ocasión por la Porkis Square, que es como siempre hemos llamado en mi casa a la Plaza de los Tocinos.
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